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Historia
 

El vino en Bullas, un recorrido por su historia.

 

 

En el municipio de Bullas encontramos desde la Dominación Romana elementos relacionados con la tradición vitivinícola como el niño de las uvas, pequeña escultura que apareció en las excavaciones de la Villa romana de Los Cantos en Bullas, o el sello del Castellar, alegoría a la vendimia. Ambos ejemplos de la economía y la dedicación de los habitantes de esta tierra.

 

Con la llegada del Islam a la Península, la producción de vino se ve reducida por las limitaciones que imponía el Corán respecto a las bebidas alcohólicas, aunque existen referencias que revelan el consumo en todo el ámbito medieval musulmán.

 

Tras la Reconquista el vino vuelve a aparecer como elemento alimenticio de primera necesidad y al mismo tiempo como elemento litúrgico lo que dio lugar a una nueva expansión de la viticultura. Además las órdenes de caballería protegían las plantaciones y bodegas ya que eran el sustento de los castillos y villas de este señorío.

 

A partir del s. XVII la población de Bullas crece y así lo hace de nuevo su producción de vino ya que en esta tierra existen muchos lagares o bodegas donde se recogen y crean excelentes vinos. En el año 1660 el historiador Martín de Ambel informa sobre el aumento de población en Bullas y resalta además:

 

“…en el sitio donde fue la antigua villa de Bullas y en su contorno hay muchos lagares, a quien en esta tierra llaman bodegas, donde se recogen y conducen más de 20.000 arrobas de excelente vino, que se recoge de una dilatada cantidad de peonadas de viña, con mucha semejanza en la grandeza de los racimos a aquellos que los exploradores trajeron a su caudillo y capitán del Pueblo de Dios, de la tierra de Promisión…”

 

El dato más concluyente sobre la intensa producción de vino en Bullas lo ofrece la gran cantidad de bodegas tradicionales que aun se conservan, tanto en zonas urbanas como en el campo.

 

La concentración de estas bodegas es tal que casi todas las casas del casco antiguo atesoran restos de antiguas bodegas, algunas de las cuales, aún están enperfecto estado de conservación y tienen más de 300 años de antigüedad.

 

La producción de vino en 1850 era ya de 1.120.000 litros, así se construyen grandes bodegas para producir grandes cantidades de vino como las bodegas de la Casilla (actual Museo del Vino de Bullas), o la Casa de la Tercia.

 

En 1917 se crea en Bullas el Sindicato Católico-Agrícola de San Isidro y su sección de viticultores y bodegas cooperativas, sería el quinto movimiento cooperativo vitivinícola del país y el primero del sureste español. Tendríamos que esperar hasta el año 1927 para que en Sax (Alicante) surgiera una nueva cooperativa, a la que seguirían las de Monóvar y Pinoso también en Alicante durante los siguientes años. En la provincia de Murcia no sería hasta 1935 cuando se fundase en Jumilla el Sindicato Agricola “El Progreso” para elaborar vinos en régimen cooperativo.

 

A principios de los años 20 del siglo XX el Sindicato Católico adquiriría los actuales terrenos donde hoy está Bodegas del Rosario, la Guerra Civil y la posguerra retrasaron la construcción de las actuales instalaciones que no fueron inauguradas hasta la vendimia de 1953.

 

Desde Bullas a lo largo del siglo XX se consiguió el reconocimiento oficial de la calidad y la singularidad de los vinos de la comarca con la creación de la Denominación de Origen.

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